La Tercera Internacional
“Con la Revolución se abrieron las puertas de una nueva etapa en la historia de la humanidad por donde luego transitarían las revoluciones china, vietnamita y cubana, modificando drásticamente la correlación mundial de fuerzas y abriendo un espacio sin el cual ni los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo, ni los procesos de descolonización en África y Asia, ni las arriba mencionadas revoluciones habrían sido posibles.
Sin el apoyo soviético difícilmente podría la revolución china haber sobrevivido a las acechanzas y ataques del imperialismo en sus primeros años; o el heroico pueblo vietnamita haber derrotado y humillado a Estados Unidos en la Guerra de Vietnam; o haber Cuba resistido la agresión imperialista sin la colaboración que le brindara la Revolución Rusa. El balance histórico sobre lo que ésta ha significado es una tarea aún pendiente.” (Frenteamplistas en México por la izquierda)
Antecedentes históricos
Como ya recordaba el preámbulo de los primeros estatutos de la Internacional Comunista, los antecedentes de ésta se remontan a la Asociación Internacional de los Trabajadores, fundada entre otros por Karl Marx y Friedrich Engels en Londres, en 1864, que por primera vez en la historia agrupaba a los trabajadores de distintos países.
Tras la desaparición de esta Primera Internacional en 1876, Friedrich Engels promovió la creación de una Segunda Internacional, creada en París en 1889, que agrupó a los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas, formando un amplio bloque internacional de partidos de izquierda, adheridos todos en mayor o menor grado a las doctrinas del socialismo.
Ruptura con la Internacional Socialista
Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial en 1914 se produce la fractura de la Segunda Internacional entre los socialistas reformistas y los revolucionarios, pues los primeros apoyaron el esfuerzo bélico de sus respectivos gobiernos al entrar éstos en guerra (dado el caso), mientras que los segundos se opusieron por completo al conflicto por considerarlo «útil sólo para la burguesía» y contrario a los intereses del proletariado. En este caso, los grupos revolucionarios acusaron a los reformistas de haberse dejado llevar por el chauvinismo de guerra y haber descartado el internacionalismo que debía distinguir a los partidos socialistas.
Los grupos socialistas revolucionarios celebraron la Conferencia de Zimmerwald en septiembre de 1915 y la luego la Conferencia de Kienthal en abril de 1916, ambas en la neutral Suiza. En estas conferencias las organizaciones revolucionarias manifestaron su ruptura con la Internacional Socialista y se convirtieron en la base de la III Internacional, construida por los partidos socialistas que se habían opuesto a la Primera Guerra Mundial.
El 2 de marzo de 1919, en Moscú, inauguró el Primer Congreso de la III Internacional,
“Los imperialistas de los países de la «Entente» bloquean a Rusia, tratando de aislar a la República Soviética, como foco contaminador, del mundo capitalista. Estas gentes, que se jactan del «democratismo» de sus instituciones, están tan cegadas por el odio a la República Soviética que no advierten cómo ellos mismos hacen el ridículo. Figúrense ustedes: los países más adelantados, más civilizados y «democráticos», armados hasta los dientes, que tienen bajo dominio militar indiviso a todo el mundo, temen como al fuego el contagio ideológico procedente de un país arruinado, hambriento, atrasado y que, según ellos, ¡es incluso un país semisalvaje!
Esta sola contradicción abre ya los ojos a las masas trabajadoras de todos los países y ayuda a desenmascarar la hipocresía de los imperialistas como Clemenceau, Lloyd George, Wilson y sus gobiernos.
Pero a nosotros nos ayuda no sólo la ceguera que el odio a los Soviets causa a los capitalistas, sino también las disensiones entre ellos, que les llevan a ponerse zancadillas mutuamente. Han organizado entre sí una verdadera conspiración del silencio, temiendo más que nada la difusión de noticias verídicas sobre la República Soviética, en general, y de sus documentos oficiales, en particular. Sin embargo, el órgano principal de la burguesía francesa, Le Temps1, ha publicado la noticia sobre la fundación, en Moscú, de la III Internacional, de la Internacional Comunista.
Expresamos a este órgano principal de la burguesía francesa, a este portavoz del chovinismo y del imperialismo francés, nuestro más respetuoso agradecimiento. Estamos dispuestos a remitir a Le Temps un mensaje solemne para manifestarle nuestro reconocimiento por la ayuda que nos presta de un modo tan acertado y hábil.
La manera en que dicho periódico ha redactado su información, basándose en nuestro comunicado por radio, muestra con claridad meridiana los motivos que han guiado a este órgano del dinero. Quería disparar un dardo contra Wilson, como para mortificarle, cuando decía: «¡Vea qué gentes son ésas con las que usted admite que se entablen negociaciones!» Los sabihondos que escriben por encargo de la gente adinerada no ven que su empeño de atemorizar a Wilson con los bolcheviques se transforma, a los ojos de las masas trabajadoras, en una propaganda a favor de los bolcheviques. Otra vez: ¡Nuestro más respetuoso agradecimiento al órgano de los millonarios franceses!
La III Internacional fue fundada bajo una situación mundial en que ni las prohibiciones ni los pequeños y mezquinos subterfugios de los imperialistas de la «Entente» o de los lacayos del capitalismo, como Scheidemann en Alemania y Renner en Austria, son capaces de impedir que entre la clase obrera del mundo entero se difundan las noticias acerca de esta Internacional y las simpatías que ella despierta. Esta situación ha sido creada por la revolución proletaria, que, de un modo evidente, se está incrementando en todas partes cada día, cada hora. Esta situación ha sido creada por el movimiento soviético entre las masas trabajadoras, el cual ha alcanzado ya una potencia tal que se ha convertido verdaderamente en un movimiento internacional.” (Lenin –LA TERCERA INTERNACIONALY SU LUGAR EN LA HISTORIA)
La «Tercera Internacional» fue fundada como Internacional Comunista en marzo de 1919, en la ciudad rusa de Petrogrado, con el proyecto de romper definitivamente con los elementos reformistas que, a juicio de los socialistas revolucionarios, habían «traicionado a la clase trabajadora» y provocado la «bancarrota moral» de la Segunda Internacional. La debilidad de los partidos socialistas tras el fin de la guerra en 1918, y el hecho de que los bolcheviques rusos ya hubieran empezado su propia revolución de modo exitoso causó que los «socialistas revolucionarios» eligieran Petrogrado como su primera sede.
“La importancia histórica universal de la III Internacional, la Internacional Comunista, reside en que ha comenzado a llevar a la práctica la consigna más importante de Marx, la consigna que resume el desarrollo secular del socialismo y del movimiento obrero, la consigna expresada en este concepto: dictadura del proletariado.
Esta previsión genial, esta teoría genial se está transformando en realidad.
Estas palabras latinas están traducidas actualmente a los idiomas de todos los pueblos de la Europa contemporánea más aún, a todos los idiomas del mundo.
Ha comenzado una nueva época en la historia universal.
La humanidad se sacude la última forma de esclavitud: la esclavitud capitalista, o sea, la esclavitud asalariada.
Al liberarse de la esclavitud, la humanidad adquiere por vez primera la verdadera libertad.” (Lenin –LA TERCERA..)
Las condiciones para la admisión a la Internacional Comunista, popularmente conocidas como las 21 condiciones o los 21 puntos, eran los puntos ideológicos y organizativos que debía aprobar todo partido u organización que quisiese adherirse a la Internacional Comunista. Estas condiciones fueron aprobadas durante el II Congreso Mundial de la Internacional Comunista, celebrado el 30 de julio de 1920.
https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/iv-19.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Internacional_Comunista